

Smart Factories o las fábricas del futuro
Las “smart factories” se han dado a conocer como las fábricas del futuro, pero la realidad es que ya son presente. Y es que, cada vez son más las organizaciones que se suman a la transformación de las fábricas inteligentes por las ventajas que ofrece.
Una smart factory es aquella fábrica que, gracias a la implantación de la digitalización, es capaz de almacenar y analizar datos, los cuales, unido al internet de las cosas, son fundamentales para llevar a cabo la mejora de los procesos. Gracias a estas mejoras tecnológicas y digitales, las fábricas son capaces de, desde detectar una avería, hasta avisarnos de cualquier imperfección en una pieza o incluso corregir a tiempo un error que se detecte de producto. Igualmente puede mostrarnos el trabajo final antes de empezar a fabricarlo y es aplicable en cualquier sector. Lo que conlleva, por supuesto, una aceleración de los procesos, reduciendo tiempos y costes.
La robótica colaborativa permite que los robots y los humanos trabajen juntos en el mismo espacio. A diferencia de la robótica industrial tradicional, que utiliza robots programados para realizar tareas específicas en entornos aislados, los cobots están diseñados para ser seguros, intuitivos y fáciles de usar en un entorno de trabajo compartido.
Gracias a este avance, los robots industriales salen de las jaulas en las que se encontraban habitualmente para convertirse, prácticamente, en un compañero de trabajo más. Los cobots cuentan con sensores y sistemas de seguridad avanzados que les permiten detectar la presencia de humanos y detenerse automáticamente si hay un riesgo de colisión. Esto significa que pueden realizar tareas peligrosas o repetitivas junto con los trabajadores humanos, mejorando la productividad y reduciendo el riesgo para los trabajadores.
Proceso de transformación
Pero, antes de nada, si algo debemos tener en cuenta, es que no hay smart factory sin haber dado antes el paso hacia la trasformación digital. Nuestra empresa debe reunir ciertas características en torno a este proceso de cambio, que empieza por tener claros y asimilados los pasos que se van a producir. Por ello es necesario la digitalización de procesos previos, como, es entre otros, la implantación de un CRM, con el que también se estará controlando todo el proceso administrativo y productivo, incluidas las máquinas, y que nos ayuda a conocer necesidades reales, de calidad, listas de materiales o gestión de personal y contactos.
Una vez esté todo listo, y contemos con un entorno digitalizado, se puede comenzar a implantar lo que se conocen como habilitadores digitales y tecnologías relacionadas con la industria 4.0.

Habilitadores
Como hemos comentado, nos gustaría daros unas pinceladas de algunos de los habilitadores digitales característicos de las smart factories.
- Dentro de la robótica, encontramos la colaborativa o avanzada y la automatización. Se engloba en esta tecnología tanto la robótica propiamente dicha, como los sistemas automatizados programables, tipo CNC y similares, dependiendo del nivel tecnológico del sector. Los cobots o robots colaborativos hay que entenderlos como una ayuda para los trabajadores, ya que se trata de un robot que trabaja siempre en colaboración con el humano, facilitándole el trabajo que puede ser más duro o preciso o trasladando piezas de un lado a otro, reduciendo los tiempos.
- La realidad aumentada o realidad virtual es una tecnología que también está adquiriendo mucha fuerza en los últimos años. Además, evoluciona de forma rápida, ofreciendo infinidad de opciones para la innovación en fábrica y en la empresa en general. Su uso puede aplicarse para fines de adiestramiento, operativos o incluso comerciales, pues permite mostrar el producto antes de tenerlo fabricado o poder ver cómo un elemento queda en el lugar en el que lo quieras instalar. Igualmente, esta tecnología facilita en gran medida la venta final y mejora la satisfacción del cliente, pues él mismo puede pedir cambios durante el proceso, que, de otra manera, serían difíciles de hacer hasta ver el resultado final. Imaginemos la mejora del proceso en la construcción de un edificio con la realidad virtual. El cliente puede sentir estar dentro sin ni siquiera haber puesto un ladrillo.
- Facilitar la conectividad y movilidad gracias a dispositivos móviles, como pueden ser smart phones o tablets, permite desarrollar actividades operativas en cualquier sector y área de trabajo, como son el diseño, la producción, distribución y/o comercial, donde es posible recoger información inmediata, transmitirla y tomar decisiones de manera de manera rápida. Esta forma de actuar reduce el tiempo de cualquier proceso de gestión, pues no es necesaria la presencialidad de los trabajadores para dar y recibir información de cualquier tipo, desde la gestión de pedidos, incidencias en el transcurso de operaciones en la fábrica, hasta en los departamentos de administración y gestión. Todos los trabajadores pueden estar conectados y ser conscientes del desarrollo del trabajo.
- Implantar la comunicación M2M, machine to machine (máquina a máquina), supone disponer de un tipo de red que permita la comunicación entre máquinas o la transferencia de datos entre productos y máquinas. Esto se consigue, por ejemplo, mediante la aplicación de Inteligencia Artificial y la sensorización del producto, como es ya habitual ver en los coches, que son capaces de enviar y recibir de datos que facilitan la conducción, asesoran al conductor en sus acciones o avisan de fallos en el sistema.
- Por último, cuando hablamos de digitalización, internet o conexiones en una smart factory es imprescindible disponer un buen sistema de ciberseguridad. Todos los procesos deben tener asegurada la seguridad en la transmisión y recogida de datos. Es algo en lo que debemos pensar de forma estratégica, ya que cualquiera de las opciones que elijamos para trasformar nuestra fábrica en inteligente dependerá de lo protegida que tengamos la información.
Dar el paso hacia una Smart factory
Cualquier tipo de fábrica puede dar el paso y adaptar su proyecto hacia la smart factory, teniendo en cuenta que requiere una inversión económica notoria en muchos casos. Por ello, es vital contar con especialistas que nos aconsejen y guíen, así como realizar un análisis exhaustivo de cuáles son las necesidades que se requieren cubrir y aquellas que realmente van a reportar una mayor capacidad de mejora en los procesos, reduciendo tiempos de trabajo y aportando mayores beneficios económicos a la empresa.
Adoptar una fábrica inteligente es crucial para la competitividad en la industria moderna. Como hablábamos al comienzo, contar con ciertos habilitadores como la integración de robots o cobots y tecnologías avanzadas, permite una producción más eficiente y precisa, reduciendo errores y costes. Además, promueve la sostenibilidad al minimizar el desperdicio y el consumo energético.
Otro de los beneficios que nos podemos encontrar consiste en la automatización y el análisis de datos en tiempo real que permiten optimizan la cadena de suministro, mejorando la toma de decisiones. Además, estas innovaciones crean un entorno de trabajo más seguro y atractivo, reteniendo talento y mejorando la satisfacción laboral. En definitiva, una smart factory ofrece ventajas económicas, operativas y ambientales significativas.

